Asisto este miércoles 25 de junio a la tercera sesión de un diplomado de comunicación política y campañas electorales, iniciativa de un grupo vinculado con FUNGLODE y de la Universidad George Washington. Muchos de los asistentes son políticos en ejercicio o personas vinculadas con la política, en distintos niveles.
Durante toda la jornada, los celulares suenan. Los apagan una y otra vez porque sus dueños no son capaces de ponerlos en la modalidad de "silencio" o de "vibrador".
Y los hay que, lejos de respetar al profesor o ponente que habla desde el podio, sobre el escenario, responden o hacen llamadas. Y su acción se repite a lo largo del día hasta llegar a desesperar a aquellos que queremos atender lo que nos cuentan.
Es muy triste que quienes se están preparando para entender mejor el mundo de la comunicación política, que están llamados a hacer campaña política, a ganarse la confianza del votante, no tenga una pizca de respeto por sus compañeros de aula, pero sobre todo, respeto por quien trata de comunicarle nuevos conocimientos que le sirvan para hacer un mejor y más efectivo trabajo electoral.
Eso, sin contar a los que entablan conversaciones paralelas mientras el profesor sigue con su lección. ¡Lamentable comportamiento!
24.6.09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Cuenta también los cines, las iglesias y los funerales. Es más importante quién llama, que quienes nos rodean.
Publicar un comentario